jueves, 2 de abril de 2009

El Nuca Me Dejo...

Y mientras vivía en gran angustia de la cual me libro mi Dios, Santo, Misericordioso y Fiel, se agotaban mis fuerzas, mientras mas me esforzaba todo paresia en vano. Y estando a solas, en gran manera atribulado me conmovía un fuerte viento que se acercaba, este rompía los montes, este viento era mas grande que mis obstáculos, era mucho peor que lo que me había atribulado, y me decía cuan fuerte era mostrándome los desastres que avía ocasionado a los que tenían esos montes de frente, y no veía a mi Dios en esa tribulación.

Cuando paresia que el viento se calmaba tembló la tierra fuertemente, un gran terremoto sacudía todo a mi alrededor, mis rodillas temblaban, no podía mantenerme en pie y caía una y otra vez, cuantas veces me levantaba caía al suelo por el gran terremoto, era como un ebrio, como un borracho sin esperanza en mantener el equilibrio, todo daba vueltas y se caía a mi alrededor, todo lo que había edificado se venia abajo en unos pocos días en medio de aquél terremoto terrible en gran manera, mi esperanza se desvanecía pues no estaba Dios en medio de aquel terremoto.

Paso el terremoto, y comencé a enderezar mis rodillas, aun mariado y angustiado en gran manera sintiendo que se desvanecía mi alma, comencé a mirar a lo lejos un fuego terrible, un fuego como jama savia visto, un fuego que consumía todo a su paso y solo quedaban cenizas y estragos, el fuego mas y mas se acercaba asta comenzar a consumir a los que amaba, el fuego me quitaba toda esperanza de mantenerme con vida, y solo espere que llegara de lleno a mi para que me consumiera, rendido en gran manera, pero las aves de los cielos me trajeron pan y agua, por lo cual cobre fuerzas y me levanté, pero el fuego seguía hay, los estragos del terremoto estaban frescos y las grandes amenazas del viento estaban tan frescas como aquel día, el grito de desesperación y angustia traspasaba los cielos pero Dios tampoco estaba en medio de ese fuego terrible.

Con las pocas fuerzas que me quedaban, esperaba no podía hacer nada mas, pues algo dentro de mi me decía que bueno es esperar en silencio y ver la salvación de Jehová mi Dios.

Luego de esos días, abatido, triste y desanimado, pero esperando en el Dios en que he creído, mire y vi un dulce y apacible silbido, una brisa fresca y agradable en gran manera que comenzó a acariciarme por todo mi ser, y en medio de esa brisa una voz que me decía.:
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia, Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y YO tu Padre celestial las alimento. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? Aunque andes en valle de sombra de muerte, No temas mal alguno, porque YO estaré contigo. Ciertamente el bien y la misericordia te seguirán todos los días de tu vida.
Esfuerzote y se valiente, no apartes de tu boca la Biblia, medita en ella de noche y de dia y Serás como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.

Dios aunque no lo vi, siempre estuvo con migo en esas grandes pruebas, me corrigió, me consoló y nuca me dejo solo, ese es mi Dios, que a pesar de lo torpe que soy no me deja salir para siempre del camino, cuando mas obscura esta la noche, mas cerca esta el amanecer, no desmayes cuando seas corregido, cuando seas probado, no desmayes y espera en Jehová que el es Fiel aleluya, Bendito sea mi Dios, mi Señor y Salvador Jesucristo.

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